¿Puede la excelencia ser escogida de manera popular? Difícil. O así se desprende de la decisión del Ateneu Barcelonès de retirar todo proceso participativo del veterano premio Crexells de novela, después de la agria polémica del pasado mayo, cuando el jurado de la 47ª edición añadió cuatro obras a las siete finalistas que habían sido elegidas por votación de los socios y de clubes de lectura para compensar así tanto la baja participación como la “exclusión” de obras de calidad. La decisión, algo no previsto en las bases, provocó la retirada masiva de casi todos los escritores finalistas. Seis meses después, la entidad ha optado por hacer borrón y cuenta nueva y retornar el galardón, decano de los reconocimientos literarios catalanes y hasta ahora lo más parecido al Goncourt catalán, a sus orígenes: el jurado escogerá la mejor novela publicada el año anterior a partir de la selección de títulos que hagan ellos mismos.
La contundente decisión adoptada ha descartado, incluso, un método mixto entre elección de expertos y lectores populares, que fue el imperante desde 2009, cuando un jurado escogía los tres mejores títulos y a partir de ellos los socios y clubs de lectura votaban de entre esos finalistas. La persistente baja participación popular llevó a que en 2016 se circunscribiera de nuevo a un jurado de expertos. Que levantó también una notable polvareda al tratarse de un libro que se movía en el circuito de la autoedición y, por tanto, difícil de hallar en librerías. Al año siguiente, se optó por invertir el proceso y que los expertos escogieran solo de entre los títulos elegidos popularmente, mecanismo que el jurado quiso reequilibrar con la consiguiente polémica.
“Este sistema del jurado único lo mantendremos al menos tres o cuatro años”, aseguraban ayer fuentes del Ateneu Barcelonès, en su afán de pacificar la alterada vida reciente del galardón; también para evitar salpicar al conjunto de la institución (la polémica provocó la dimisión de la vicepresidenta Gemma Calvet), se especifica ahora que el jurado “puede resolver cualquier situación no prevista en las bases, y declarar desierta la edición del premio”.
El reset del Crexells es tal que hasta se ha aprovechado para cambiar la obra con la que se obsequiaba al ganador, hasta ahora de Antoni Llena, por una de la artista Alícia Viñas, donada por el socio Joan Artur Roura. No cambiará, sin embargo, la dotación, que se mantendrá en los 6.000 euros, si bien se destinará una partida para una campaña de difusión y promoción de la obra. ¿Y qué opinan los socios del Ateneu Barcelonès de la supresión de la potencial participación popular? “Se lo comunicaremos estos días”, dice Maluquer.